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Mostrando entradas de julio, 2025
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Y DOS SI TÚ ESTÁS CONMIGO Este verano he vuelto a colorear como cuando era niña.         Sobre la mesa de madera, en la terraza de la que siento como si fuera mi casa, en Elviria, tengo desplegados los lápices de colores de dos cajas de 48 tonos y algún estuche. Una caja la he traído en mi cartera de vacaciones, otra es nueva, la compré en una papelería aquí, en la playa.        Mientras pinto mi cuento de Isabel Allende,  La ninfa de porcelana , tengo una revelación fulminante que se convierte en certeza. Comprendo por qué eres tan casero. Por qué te sientes tan a gusto sin salir de casa, entretenido haciendo lo que te gusta, en tu espacio seguro.        A punto de cumplir los tres años, nos mudamos. Dejamos atrás Ronda para vivir en Tomares. Ahora sé que, para ti, con tan poca experiencia de vida, aquello tuvo que ser parecido a sentirte perdido en el bosque, como los pro...
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SOLO ES EL COMIENZO Semienterradas. Las saqué de la arena con un resto de alga reseca enredado en su patilla izquierda. Pensé: olvidamos los paraguas en los paragüeros junto a las puertas de las tiendas, en la consulta del médico, en el gimnasio… cuando al salir a la calle ya no llueve. Pero, ¿unas gafas? Unas gafas graduadas son el bastón de la mirada de alguien. ¿Dónde estaría apoyada ahora su visión? ¿De qué modo dirigiría sus ojos? ¿Cómo se comunicaría con esa expresión, quizá insegura, tal vez asustada? Ayer, al volver de caminar por la orilla, encontré unas gafas de caballero. Las recogí y las puse bajo mi sombrilla, esperando que en algún momento apareciera un hombre mayor preocupado, el torso desnudo inclinado hacia la arena, con una gorra mal colocada sobre la cabeza, buscándolas por la zona. Pero no fue así. Y si no las olvidó… si no las perdió… Tal vez navegaba, asomado a la barandilla, y se le cayeron por la borda. Luego, la marea las arrastró hasta la playa. O quizá se ade...