NACARINAS.
Hundiendo los pies en la orilla, camino pensativa.
Mis huellas apenas permanecen marcadas en la arena.
Han ido creciendo desde aquellas primeras que dejara grabadas, cuando buscaba caracolas y nacarinas de la mano de mi madre.
En aquellos primeros encuentros con el mar, me enseñó a quererlo.
Lo disfruté en su compañía durante años.
Ahora, continúo acudiendo a su encuentro, con ella en el recuerdo.
Junto a él revivo el gozo de la inocencia perdida. La simplicidad de una vida plena al contacto simultáneo con los cuatro elementos, tierra, aire, agua y fuego.
Todos al alcance de la mano esperando modelar sueños.
María José Aguayo.
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