EL CAMINO DEL GUERRERO.

 

Recibida y atendida en su casa durante un viaje de paso, pudo observar preocupada el ritual de despedida y comienzo del día, de su hijo.

En el adiós de aquella visita, ante la triste y severa semblanza de su rostro, su madre conmovida le dijo: 

- Hijo, me apena verte así.

- Esta es mi vida, madre, fue toda su respuesta. 

Emprendiendo el viaje de vuelta, con lágrimas resbalando por su cara después de oír sus palabras, se recordaba como la joven madre que cargaba en sus brazos al niño alegre de risa contagiosa que fue, para el que imaginaba fortunas sin límites. Nacido y educado con recursos suficientes para convertirse en un digno y mejorado representante de sus antepasados. En cambio, tras de sí dejaba a un solitario y abatido samurái encaminándose a realizar las necesarias tareas con las que se ganaba la vida mientras cumplía su misión, convenciéndose a sí misma que a pesar de ello, el aguerrido espíritu de su hijo contenía todo el poder del universo para lograrlo y que finalmente lo conseguiría.

 

Hacía ya demasiado tiempo que la soledad se convirtió en su compañera, esculpiendo las aristas de sus facciones, volviendo su enorme mirada cada vez más profunda e insondable. Su delgada figura poseía la fuerza capaz de sostener la pesada armadura que protegía su alma y que, como en un ritual, cada día se colocaba. Forjando un carácter y un estilo de vida austero, basado en el respeto a las siete virtudes del bushidō: justicia, coraje, benevolencia, cortesía, honestidad, honor y lealtad que cumplía con disciplina marcial. 

 

El paso de los años transcurría mientras aguardaba con abnegada entrega a su destino, casi como un mero espectador. Esperaba que soplaran vientos de cambio que volvieran la situación propicia para finalizar su misión, lidiando con las circunstancias adversas como un guerrero de élite solitario, al servicio de su propia causa.

 

Su misión servir y proteger a un amor, hasta el momento, condenado a la eterna distancia, que lo tenía sumido en un estado de auto inmolación, desempeñando con gran perseverancia, el papel de una estirpe de guerreros desaparecida.

 

Su corazón llevaba años atravesado por una rama del frondoso ciclamor, cuajada de flores rosa púrpura, plantado en un parterre a la salida de una ciudad de la que lo separaba un abrupto desfiladero de montañas rocosas. Debía mantenerla florida, pues por el otro extremo estaba unida a otro corazón al que daba vida, siendo esa su misión, hasta conseguir con su fortaleza y la ayuda de sus ancestros, que ambos corazones se encuentren un día dichosos, tendidos bajo la sombra del árbol con cuya savia se escribirá su historia.


María José Aguayo.

 

Imagen: XUTAOZI Rompecabezas de 1000 Piezas, Rompecabezas de Madera, Juguete samurái japonés

 

Comentarios

  1. Es muy bonito... Espero que tu samurái lo lea y que le dé la fuerza necesaria para guiar si historia hacia esa dicha que seguro les espera.

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