ESCRIBIENDO A LA DERIVA.

 

A mis veinti pocos, fui maestra en el bosque naranja de castaños de Jubrique.

Sierra abajo me deslicé hasta la orilla azul y blanca de Marbella.

Subiendo la sinuosa montaña, primero verde de pinos, después gris de roca caliza, recalé en Ronda, mi tierra.

Con familia propia creada, regresé al origen de mi historia materna, Sevilla.

Hoy, sin ocupación conocida, uniendo palabras en un barco de papel, floto feliz a la deriva. 


María José Aguayo 

 

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