ALELUYA

Con suaves acordes acariciando tus cascos, corres por las húmedas aceras. La mañana de abril está abriendo. Deshilachadas nubes, como borras de goma en la mesa de un colegio, se apartan en el cielo. Despejan el camino al sol para que derrame su brillo, sobre el azahar de los naranjos y el verdor de los parques. Haces de luz revelan motas invisibles de polen en el aire. Acompasada, respiras primavera. 


María José Aguayo

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