REVUELO

Se vuela la cuenta en el platillo del bar detrás de la cometa.

Se vuela la melena suelta de la niña en el arcén persiguiendo el vuelo de un pájaro.

Se vuela la ropa en el cordel ondeante como las velas de un barco.

Se vuela una risa alegre hasta el oído de una madre.

Se vuelan las lágrimas tras el alma que parte a ningún lado.

Se vuela la espuma blanca de la orilla, enmarañada entre tus tobillos.

Se vuelan las notas de una canción para besarte.

Se vuela el aroma del prado en el valle en el que te recostaste.

Se vuelan las ideas revueltas al país de las musarañas.

Se vuelan las huellas de las decisiones tomadas.

Se vuelan las caricias sobre una piel de seda.

Se vuelan los miedos, las sorpresas, los nervios, las carreras.

Se vuelan las alianzas, las traiciones, las revoluciones.

Se vuelan los quebrantos de payos y tarantos.

Se vuelan las anclas de los sueños no alcanzados.

Se vuelan los primeros pasos, las primeras palabras, los últimos abrazos.

Se vuela menguante, creciente, llena, la luna ante tu mirada en un súbito instante.

 

María José Aguayo

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