TIEMPO BALA
Ideas en barbecho a penas asoman dosificadas.
Textos a cuentas gotas de frases cortas y separadas dictadas por un cerebro apagado.
Escenas cotidianas proyectadas al ritmo de los astronautas en la luna ingrávida.
Pasos polvorientos y pesados de manada de elefantes.
Sonidos con sordina.
Pájaros escondidos en las ramas.
La melodía irreal del timbal de las chicharras.
La caída pausada del jazmín en la hierba.
El cuchillo de luz penetrante que asesina con premeditación la sombra.
El apetito que se estanca.
La sed saciada a sorbos secos.
El tedioso goteo en el fregadero.
El mantel olvidado sobre la mesa.
El recogido de una bandeja que se aplaza.
Visillos estancados esperando el alivio de una cálida brisa.
Insectos: laboriosas hormigas, desquiciantes mosquitos, abejas con chaquetas amarillas, sucias cucarachas, alguna atolondrada mosca que no sabe cuándo marcharse.
Desnudas vestiduras desaliñadas.
Peinados desordenados.
Posturas abandonadas.
Miradas distraídas, brazos caídos, manos lánguidas.
Una siesta de verano aletargada, plomiza, invalidante.
El ronroneo del ventilador como bucle de gusano.
El vacío advertido del aburrimiento.
El cuestionamiento de la nada.
La soledad acorazada del ser finito.
La verdad revelada sin sentido.
La calma impuesta.
Decisiones aplazadas.
Ganas que se intuyen, pero no cuajan.
Preguntas inacabadas.
Respuestas que no llegan.
La llamada que se piensa y no se habla.
La carta que se escribe sin tinta.
El recuerdo que no progresa.
Un tren en la vía que no avanza.
Agosto en la ciudad se proyecta pesado. El tiempo en que no sucede nada, con desmayada cadencia de los días, con escándalos hibernados.
María José Aguayo
Eleven a.m. Edward Hopper
Approaching a City. Edward Hopper
Room in New York. Edward Hopper
Excursion into Philosophy. Edward Hopper
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