No te asustes. Envejecer no está tan mal. Aprendes a calmar las dudas, a detener el tiempo, a gozar los instantes. El problema es la gravedad derribando a pedazos tu cuerpo. Anímate. Acude cada día a su cita. Busca una butaca cómoda. Siéntate a comerte con la vista el atardecer. Atiende. El día envejece con cada vuelta y no se achanta. Respira. Déjate envolver por el terciopelo de su piel de durazno.
María José Aguayo
Fotografía de Juan Carlos Girón Arjona
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