VILLA LIBORIO (El Campillo).

La humilde casa limpia como un jaspe, está situada en un rincón de una luminosa plaza, con un mar azul de montañas al fondo.
La blancura de su fachada deslumbra. El verde jade de las brillantes hojas de las pilistras, alegra la entrada.

Lajas de piedras grises mezcladas con tierra y una gruesa tapa de alcantarilla, alfombran el ondeante acceso.
Tras el pesado portón repintado, en un pequeño patio, viejas sirenas ancladas a sillas de enea, entre geranios y hortensias, mecen sus mágicas manos trenzando los hilos de sus bolillos, convirtiendo delicados encajes blancos en espuma de mar salada.

María José Aguayo.

Imagen: Óleo sobre madera de Antonio Barona.

Comentarios

Entradas populares de este blog