
LA SOMBRILLA INDISCRETA. Bajo una poderosa ola de calor, al borde del mar, se aleja dando la espalda a los suyos, con gran determinación, toda la que le permite su corta edad, tal vez unos cuatro años escasos, con grandes pisotones sordos por la orilla, que resuenan como truenos y levantan centellas en forma de espuma salada. Prometiéndose para sus adentros que no volverá a dirigirles la palabra ni a mirarlos en la vida; bueno, tal vez de manera intermitente se permita girarse para echar un vistazo de reojo y asegurase que siguen ahí, no vaya a ser que los pierda de vista… y solo de paso, comprobar así, que ellos están siendo testigos del recorrido de su enfado. ¡Para quienes si no está actuando! Volviéndose bruscamente como un torbellino con las manos en la cintura y el cuerpo inclinado hacia adelante, les hace burla con su lengua. Comunicándoles con silencio ensordecedor que va en serio, no tendrán la oportunidad de resarcirla de tan grave afrenta, sea cual sea la que le...